sábado, 27 de abril de 2013

EL NO PENSAR

Rafael reflexionaba sobre la conveniencia o no, del no pensar.

El día había sido placentero, la tarde fresca.
Siempre que podía, salía por las mañanas.
Caminaba sin rumbo y sin ganas, palpando las paredes de las casas, el grosor de las pintadas, oliendo las meadas, tocando la textura de las fachadas, leyendo los letreros del ayuntamiento. 

“Prohibido aparcar “
“Prohibido girar “
“Prohibido hacer aguas menores “
“Prohibido pasar “
“Prohibido mendigar”
“Prohibida la venta ambulante”.
Prohibido, prohibido, prohibido, prohibido………..

Un día, en el que Rafael se olvidó en casa la sensatez, su mano, ebria del poder  que da  el peligro, escribió: ( Rafael mirando para otro lado ). 

 Prohibido comer, vivir y joder.  

Y como los del pueblo, por aquel entonces, ya tenían en las venas la sabiduría de la escritura, no se privaban de aportar su granito de arena, más que de arena, de lápiz de carpintero, algún tizón apagado y más de un residuo mal limpiado por las prisas. Rafael, que por otra parte tenía los pensamientos más flacos que alfileres, le complacía sobremanera la labor del no pensar, y se entretenía con muy buen estilo, leyendo las aportaciones gratuitas y desinteresadas de sus convecinos, fruto,  muchas de ellas, de su ingenio, o de sus necesidades.

 “Yo vendo, la felicidad perdida “
“ Yo compro, soledades usadas “
“Yo, amo a Clarita “
“ Regalos mis tres vacas, a quien haga callar a mi mujer “
“Se ha perdido perro de lanas, si lo encuentra, se lo queda, por favor, que no cabe en casa.”
“ Juan, cornudo, que todo el mundo sabe lo de tu mujer,!!! Y tú sin enterarte, serás gilipollas …

Un poco más abajo, y con letra infantil: 

Mi papá se llama Juan, elis, elis.

A Rafael le gustaba perderse por las calles, caminaba con  su oído filtrando las palabras, con sus ojos, los gestos de vidrio de las caras, la hueca placidez de las ventanas, el cansino paso de lo dejado atrás y no poder usarlo, el porvenir sin controlarlo, fundido en el presente, ulcera  tenaz de la impostura.
Y caminaba, caminaba con su ritmo aflanblado  y  sus manos flácidas, con venas ajadas  y toques de censura, con su rostro casi formando  paralelo con lo orondo de su panza y el gesto del ser, que se cree feliz con lo que tiene.

A veces, se sentaba en el único banco de la plaza, bajo la sombra de una jacaranda mal formada, y su no pensar en nada, se solazaba con los diálogos sueltos de las vecinas.

Era su forma de estirar los días. 

-Digo yo, que me dijeras.
-Qué ?
-Le dieron el trabajo a tu niño ?
-Le dieron, le dieron. 
Y otra. 
-Con Dios, vecina.
-Con Dios.
Un poco más lejos.
-Maríaaaa!!!
-Queeee .?
-Vente un ratico pá mi casa.
-Que no, que estoy en el tema de la limpieza !!!.

Rafael caminaba, no sabía si pensar, si pensar en la puta vida que llevaba, en su mujer, en los pelillos de las tetas de su mujer, en la olor de su sobaco, en sus vestidos ceñidos, pues se cree una odalisca, aún que Rafael sabe de sobra que es una bombona de butano.

Con los niños, ni nombrarlos, pobrecitos míos !!!!...

Con su trabajo, cuando le preguntan, Rafael pone una expresión muy dulce en la cara.

-Trabajo con la ecología- contesta  poniendo cara de poker.
-Ahhhhhh,- le responden con igual cara.

Rafael, hace una pausa, les mira.

-Controlo el flujo y reflujo de las aguas.
-Ya, las aguas, claro, claro, las aguas…puñetero……….que bien!!, y seguro que no te cansas nada.
-No, claro, nada, ya se sabe, el flujo y el reflujo…-asegura Rafael con aire convincente- Pero, eso sí, responsabilidades, todas, todas, no te creas tu.!!!

Rafael sonríe como ve en la tele a los políticos, con sonrisa  de triunfador y pensando; “aquí me las den todas.”  ( los políticos siguen sonriendo, pobrecitos batracios ).

También lo suyo, bien mirado-piensa- es un oficio interesante, trabaja para la municipalidad, como controlador de calidad del sector de aguas residuales .

Afortunadamente, Rafael, no tiene odiseas, ni
los conflictos de Hamlet, ni en su casa, le espera ninguna Penélope.