domingo, 27 de mayo de 2012

Mi primer libro. Una terapia. Muchos años vividos, gozados y sufridos, ( como todo el mundo, supongo)
La vida te lleva a través de ondas concéntricas, a caminos, puentes, ríos olas bajíos, desiertos, oasis, penas, alegrías, y tu huyes, pero la soledad te sigue y carboniza las palabras.
Mi primer libro se titula: DEJA DE LABRAR SILENCIOS. De Editorial Novum.

Mi nombre Maria Dolors ( ABASILENCIO)
Mis versos. Mensajes a una misma, que se filtran en las venas del aire y confunden el amor, con lo olvidado.

Aún tengo fuerzas para levantarme. Y el ocaso, lo he abandonado adrede.

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LA AGONIA DE LA AURORA.

(fragmento )
el sol no quiere,
manos libres a la envidia,
dar de comer al dolor,
coronas a la esperanza,
con leche sal y mostaza...


ME ASOMO A TU MAÑANA.

Y veo el agobio de la calle qué llama quejumbrosa a los portales y araña las noches llenas de niebla de tu mediocridad.
Veo tu calle , donde tristes árboles con sus tristes noches; se ahogan en las marismas de los primeros resplandores que pugnan por salir entre dolores de vientre del firmamento.
Veo los pringosos salivazos enganchados en el banco de un borracho, hecho hogar por su pobreza.
Los quicios de los soportales, llenos de mugre de tantas manos que se apoyan en ellos

llenas ellas también, de rabia y hiel.
Los faroles torcidos con su alta luz de acero y las fachadas color de hollín que apenas se tienen en pie en la esperanza que no termina de llegar.
La sombra de la calle con alas de murciélago, peleando por salir de tanto olor a brócoli,

alubias, cebollas y cloacas.

Y en el medio de la calle,

me parece ver a un hombre enteco que camina a trompicones, por el mundo pornográfico de la miseria.

Trampea la esperanza con aleteos de pájaro perdido, intentando aterrizar en los aledaños del gobierno teocrático del más allá.

Va viviendo a golpes de sabieza, rozando con el dedo el portal de la locura, aferrándose a la inercia de no ser él, solo su fantasma.

Saborea la vida con griales tirados por las esquinas, y los guarda con la señora Ingratitud en las alforjas , llenas de lunas ,con ausencias de sofismas.

A la calle le llegan los deseos de micción de los portales. Las ansias de luz de los balcones, los agresivos remolinos del viento, ( no quiere estar aquí, quiere levantar cometas ).

El hombre enteco piensa: Estoy solo, no hay nadie más con la miseria.

Podría huir de mi mismo.

Nadie me ve.

No se como me llamo.

No soy culpable de lo que me pasa.

No soporto este hedor.

Puedo irme ahora mismo.
Me voy.

Nota: Registrado a la propiedad intelectual.